Aparecieron,
simplemente lo hicieron
Venían de arriba, posiblemente de
algún abajo, o, ¿porqué no? desde los costados que están al frente; o detrás
De cualquier manera millones de
cortinas dividen los campos y esta es solo una de ellas
Y cada una contiene sus confinados
No dentro de ella, tampoco fuera de sus inexistentes límites, ¡en ella!
Es un paso, especial, quede claro, y la cortina nos da en el rostro, ese
suave toque es la instancia de la presencia
No se ingresa, se está
No se sale, se deja de estar
Pero sospecho que muchos pueden ser fuera y dentro, y quizá no lo noten
Perciben dos, o talvez una cantidad mayor de situaciones
Y, si así fuera, se deduce que otros tendrían aún más: una ilimitada
posibilidad de ampliación
Se me ocurre, no sé bien porqué causa, que estos que
aparecieron pertenecen a los últimos
Se difunden en el entorno, no reconocen separación entre las cosas
Por lo que siento, ellos también son todas esas cosas
Es ridículo que esta expresión se
haya presentado, no es representativa
Los contornos son absolutamente
provisionales, signos de ubicaciones relativas
Meras referencias de una parte
Pero también pueden vibrar en una escala tan amplia que lo abarca todo,
bueno, ¡casi todo!
Siempre hay algo más que excede a lo que se logra
Nunca se abandonan los límites, pero si se alejan
De hecho lo debo estar causando, ¿si no como podría saber de ellos?
Se debe a que previamente elaboré una idea de exclusión
Sí, como si esta referencia de parte lo fuera de “mí”
He ahí la cortina
¡Claro!, al restringirse en esa referencia la apreciación que me asiste
aceptó la forma de lo que se le presentaba como excluyente
¡Que horrible sensación! ¡Que soledad! ¡Que recelo y pequeñez!
Pero... ¡NO! ¡Ahora lo sé!
Nunca aparecieron, siempre estuvimos, y siempre Estaré
Filemón Solo